En muchas ocasiones, aunque no se cuenten, también hay buenas noticias, y noticias interesantes por quien las protagoniza.
En el mes de noviembre, Bono, el carismático lider del grupo U2, visitó el Vaticano para encontrarse con el Cardenal Peter K. Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. En ese encuentro, Bono dio las gracias a la Iglesia Católica por su participación en la campaña "Drop the debt" para condonar la deuda de los países pobres, y por la que más de 52 millones de niños han podido recibir una educación. Durante apróximadamente una hora conversaron sobre proyectos de ayuda, colaboración y desarrollo.
En esta ocasión Bono comento que la Iglesia merece “un crédito increíble para estar en la vanguardia de ese movimiento… fue un movimiento interreligioso y también era lo que podríamos llamar interdisciplinario, porque había sacerdotes y monjas caminando al lado de rockeros punk, músicos y deportistas… era una gran panoplia de personajes ….. pero yo creo que la Iglesia no ha hecho un buen trabajo hasta el momento en decirle a la gente lo que han logrado y estábamos tratando de averiguar la mejor manera de hacer eso".
Bono, de origen irlandés, es hijo de padre católico y madre protestante. Sin ninguna duda, sus profundas creencias también se reflejan en sus canciones y motivaciones, por lo que se ha convertido en un activista incansable contra la pobreza en el mundo y otras causas humanitarias.
También escribió una introducción al libro de los Salmos, de la que extraemos algunos párrafos:
«Explicar las creencias siempre ha sido difícil. ¿Cómo explicas un amor y una lógica en el corazón del universo, cuando el mundo está tan descentrado respecto a esto? ¿Nos ha cruficidado la libertad? ¿Y qué hay de los personajes dudosos que habitan en ese libro llamado La Biblia, qué oyen la voz de Dios? Es interesante, ¿pero es Dios?
Explicar la fe es imposible: una visión por encima de la visibilidad, un instinto por encima del intelecto. Un cantautor toca un acorde con la fe de que lo oirá la próxima vez en su cabeza.
Uno de los escritores de los salmos era un músico, un arpista cuyos talentos eran requeridos en el palacio como la única medicina que calmaba los demonios del caprichoso e inseguro rey Saúl de Israel; una idea que aún sigue inspirando, si no como explicar que Marilyn cantase para Kennedy, o las Spice Girls en el palacio del Príncipe Carlos...
A la edad de 12 años, yo era fan de David, él me era familiar... tan familiar como una estrella del pop. Las palabras de los salmos eran tan poéticas como religiosas, y él era una estrella. Un personaje dramático, porque antes de que David cumpliese la profecía de ser rey de Israel, tuvo que llevarse una buena paliza. Fue obligado al exilio, acabó en una cueva a las afueras de un pueblo sin nombre, enfrentado al colapso de su ego y al abandono de Dios. Pero aquí es donde el culebrón cobra interés, aquí es donde se dice que compone su primer salmo, un blues. Así es como muchos de los salmos me hacen sentir, como un blues. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿por qué estás tan lejos de mí?" (Salmo 1)
He oido ecos de este tipo cuando el impío Robert Johnson aullaba "hay un perro del infierno en mi camino", o Van Morrison cantaba "a veces me siento como un niño sin madre". Texas Alexander imitó a los salmos en Blues Justice: "He llorado Señor, mi padre, Señor que venga el reino. Devuélveme a mi mujer, entonces todo estará bien". Con humor, a veces blasfemo, el blues era una música oscura, pero por oposición, es halagado por su primo perfecto, el gospel.
El abandono y los desarraigos son mis temas favoritos de los salmos. El Salterio puede ser una fuente para la música gospel, pero para mi, la fuente está en la desesperación del salmista, que ralmente revela la naturaleza de su especial relación con Dios. Incluso en la ira. "¿Cuánto tiempo Señor? ¿Cuánto tiempo te esconderás?" (Salmo 89) o "¡respóndeme cuando te llamo!" (Salmo 5).
Los himnos y los salmos fueron mi primera muestra de una música inspiradora. Me gustaban las palabras, pero no estaba seguro de los tonos -a excepción del Salmo 23, "el Señor es mi pastor". Recuerdo como zumbaban y retumbaban antes de ser cantados. Incluso, de una forma extraña, me prepararon para la honestidad de John Lennon, el lenguaje barroco de Bob Dylan o Leonard Cohen, para las voces profundas de Al Green o Steve Wonder. Cuando escucho de nuevo a estos cantantes, vuelvo a conectar con una parte de mi que no puedo explicar... mi alma, supongo.
Lo que no hicieron los sólidos, incluso rigurosos, argumentos religiosos, lo hicieron las palabras y la música, me acercaron a Dios. no como una creencia, sino en una experiencia de Dios. Más allá del arte, de la literatura, de la razón, la forma en que llegó a mi espíritu, fueron las palabras y la música. Como resultado, siempre sentí abierto para mi el libro de los Salmos, y eso me llevó a la poesía del libro del Eclesiastés, a la Canción de Salomón, al libro de Juan... Mi religión no podía ser de ficción, pero tenía que trascender los hechos. Podía ser mística, pero no mítica, o ritualista.»
Fuente: www.aciprensa.com
Selección del libro de los Salmos con introducción de Bono. Pocket Canons Series. Grove Editions. 1999.
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